Estos casos se caracterizan por las relaciones conflictivas que establecen sus miembros, dando origen a recelos, temores y fricciones permanentes. Frecuentemente este tipo de familias son incapaces de planear y realizar tareas, y resolver los problemas juntos; expresan conflictos extremos que no tienen la habilidad de comunicarse con el resto de la familia, lo cual priva al niño de un ambiente armonioso y estable, brindándole una atmosfera hostil que obstaculizará su crecimiento psicológico.
En la actualidad resulta más fácil en aceptar un divorcio que permanecer en un matrimonio infeliz, que solo dañará la autoestima de los esposos.
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